viernes, 27 de septiembre de 2013
Dios no tiene la culpa
Si consideramos que aquello que nos sucede en esta vida tiene a menudo causas atribuibles a una encarnación anterior, veremos también a Dios de modo muy distinto.
Ya no lo acusaremos tan fácilmente de por qué nos sucede esta o aquella «injusticia», y por qué nos ocurre precisamente a nosotros, sino que reflexionaremos hasta qué punto el golpe del destino que nos afecta actualmente se debe tal vez a energías negativas que emitimos en el pasado y que ahora vuelven a nosotros. (…)
Pero esto no significa que podamos adivinar los golpes del destino de otros, o que incluso con una actitud vanidosa debamos señalarles con el dedo porque «ellos mismos los han provocado».
Con eso uno se volvería a cargar, sin tener en cuenta que nadie sabe lo que todavía a él mismo le pasará en esta vida.
Del libro: Vidas Pasadas- Tiempo Presente, de Marianela Garcet
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